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Hace unos años, en un rincón de Medellín, nació una idea que trascendería los límites de la moda de dormir. Dulce Chan no fue solo el resultado de un emprendimiento, sino de una inspiración profunda que surgió en el corazón de su dueño, David.

Todo comenzó en una época donde la ambición de emprender se mezclaba con la búsqueda de significado. David se sumergió en la lectura de la fascinante historia de Santa Juana Francisca de Chantal, una mujer cuya vida resonaba con caridad y dulzura hacia los necesitados. La conexión fue instantánea, y la esencia de esa dulzura se convirtió en la piedra angular de Dulce Chan.

El relato de Santa Juana tomó forma cuando, en invierno en Francia, ella distribuía trigo entre los pobres. A pesar de la escasez evidente, su confianza en Dios la impulsó a seguir compartiendo. Milagrosamente, el trigo nunca se agotaba, una manifestación palpable de la fe y generosidad que David quería incorporar en su propia travesía empresarial.

Con el deseo de capturar la delicadeza y dulzura de la mujer, y buscando un nombre para la empresa de pijamas que estaba por nacer, surgió la idea de Pijamas Dulce Chantal. El nombre evocaba la suavidad y la gracia que David aspiraba a infundir en cada prenda. Sin embargo, la Superintendencia planteó obstáculos legales, y fue entonces cuando la abreviatura "Chan" se convirtió en la solución, dando origen al nombre que hoy conocemos.

Así, Pijamas Dulce Chan no es solo una tienda virtual, sino un homenaje a la dulzura, la fe y la generosidad que inspiraron su creación. Cada prenda lleva consigo la esencia de Santa Juana y la historia de confianza en momentos de escasez. Al elegir Dulce Chan, te sumerges en un mundo donde la comodidad se fusiona con la espiritualidad y donde cada pijama cuenta una historia de esperanza y dulzura.